sábado, 26 de abril de 2014

Marco de la buena enseñanza: ¿Una herramienta para la calidad en educación?

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La educación es un proceso eminentemente social, en el cual los individuos nos reunimos para compartir experiencias y realizar aprendizajes que desarrollen habilidades para relacionarnos con nuestro ambiente, el que es determinado por condiciones socioculturales, económicas, políticas e históricas, las que son basadas en paradigmas dominantes temporalmente que marcan un conjunto de creencias, las que conllevan a actitudes y acciones concretas. Bajo esta perspectiva, el proceso de aprendizaje, es un fenómeno complejo, el cual no sólo es determinado en las aulas ni la institución educativa, sino por la sociedad en su conjunto y la escuela es la responsable de tomar los elementos culturales e ideológicos del momento y transmitirlos. Pero en los últimos años el rol de la escuela a crecido y abarcado un ámbito mucho más amplio que la sola transmisión de la cultura y la adopción de o los paradigmas imperantes; la escuela es un mundo en el que se abarcar tareas que van desde la transmisión de la cultura, hasta el desarrollo de habilidades tanto cognitivas, sociales y afectivas. Un eje principal del proceso enseñanza aprendizaje, es el estudiantes, pero dentro de su proceso de preparación, requiere de un guía, de un facilitador, del docente, el cual enfrenta desafíos, constantes, cambiantes, dinámicos y desafiantes en su quehacer pedagógicos. Frente a esta situación nos hemos visto en la necesidad de enfrentarnos a tres preguntas básicas

  1. ¿Qué es necesario saber?
  2. ¿Qué es necesario saber hacer? y 
  3. ¿Cuán bien se debe hacer? o ¿cuán bien se esta haciendo? (Marco para la buena enseñanza)
De lo anterior se desprende que se requiere un marco referencial, el cual sirva como medida y comparación de las prácticas pedagógicas, es así como nace el Marco para la Buena Enseñanza. El Marco para la Buena Enseñanza nace el año 2003,  cuando el ministro de educación era Sergio Bitar, en la administración del Presidente Ricardo Lagos Escobar, "en conjunto con la participaron del Colegio de Profesores y la Asociación Chilena de Municipalidades" (http://investigacionydocencia.wordpress.com/2011/11/25/marco-de-la-buena-ensenanza-en-la-realidad-chilena/). Este instrumento pretende definir lo que el docente debe realizar para efectuar una práctica docente efectiva, en la que logre aprendizajes significativos en sus estudiantes, define responsabilidades por medio de las cuales concrete el currículo formal y desarrolle habilidades en sus estudiantes. En otras palabras, pretende normar el quehacer docente, idealizando lo que compete a su profesión y su consecuente puesta en práctica.

 El Marco para la Buena Enseñanza define cuatro ámbitos que el docente debe realizar para, supuestamente, lograr una enseñanza y un aprendizaje de calidad, estas son:


Este instrumento es fundamental para procesos de evaluación docente por ende se  toma como referencia en dichos procesos, es el que intenta legitimar y regular nuestra acción, y además, tal como lo señala el propio marco para la buena enseñanza "Una profesión que tiene claros los parámetros de su óptimo ejercicio es reconocida y legitimada en la sociedad. Más sólida aún es aquella que ha generado colegiadamente los criterios que caracterizan su buen desempeño a partir de la experiencia práctica y el conocimiento científico. La profesión docente debe alcanzar ese nivel y el consiguiente mayor aprecio", es un intento para poder legitimarnos ante una sociedad que evidentemente cuestiona nuestro rol y desempeño, además de nuestras prácticas, pero que al mismo tiempo sus instituciones, como la familia, han abandonado su rol formador y cuidador para ponerlo en manos de la escuela. 

 Al ser un instrumento que tiene tanta importancia, tal como para ser referente de procesos de evaluación, los cuales, según indica la OCDE "todavía es percibida como un instrumento más orientado a la rendición de cuentas" (http://www.docentemas.cl/noticia_detalle.php?glb_cod_noticia=107)  es natural su cuestionamiento, crítica y reflexión acerca de la idealización de que intenta realizar acerca de la práctica docente y su repercusiones en las aplicaciones prácticas que pretende tener. En ese sentido, es innegable que lo que plantea en sus cuatro ámbito, es un requerimiento en todo proceso de enseñanza, pues preparar la enseñanza, mas, cuando contrastamos lo esperado en el Marco para la Buena Enseñanza con la praxis nos encontramos con dificultades inherentes al contexto en el que nos desempeñamos.
 En primer término, veamos las bondades planteadas en los cuatro ámbitos que plantean los ejes. Primero, tenemos que tener presente que la responsabilidad de lograr la adquisición de conocimientos, la modificación de conductas y el desarrollo de valores y habilidades es un proceso complejo en el que se involucran diferentes disciplinas, tales como psicología, didáctica, ciencias sociales, entre otras, las que el docente tiene el deber de tener conocimientos de ellas, para así poder realizar su práctica pedagógica y de esta manera poder concretar el currículo formal en uno real, atendiendo a las características de cada realidad y más aún de cada contexto. De lo anterior, la preparación de la enseñanza es un requerimiento fundamental de cada docente para realizar una práctica efectiva, contextualizada, y en lo posible, individualizada.  Por otro lado, un aprendizaje significativo se realiza cuando existe una disposición cognitiva y afectiva propicia para ello, por lo que la creación de un ambiente adecuado para realizar el aprendizaje es fundamental, para que los estudiantes se sientan seguros para poder disponer todas sus energías en lo que corresponde aprender. Asimismo, en congruencia con el espíritu integrador que se pretende plasmar en el sistema educativo (aunque no siempre se cumpla con esto) debemos estar enfocados en desarrollar las habilidades de todos nuestros estudiantes. Por último, en cuanto  a las responsabilidades profesionales, lo planteado en cuanto a las redes profesionales y ser parte de los resultados de los estudiantes.
 Ahora, visto estos cuatro ejes, tenemos necesariamente que contrastar con la realidad, y es cuando contextualizamos, encontramos grandes dificultades en la implementación puesto que una de las mayores dificultades que presentamos los profesores es el tiempo dedicado al aula versus el tiempo destinado a la planificación y preparación de las clases y el tratamiento de familias (padres y apoderados), por lo que se ve mermado la aplicación de dichos criterios. En síntesis, es una idealización pertinente, pero que bajo el contexto actual, es aplicable pero no de manera óptima.

Como información adicional podemos invitar a revisar el siguiente documento Una mirada a la efectividad de los profesores en Chile


"“Teachers are the single most influential and powerful force for equity, access and quality in education” Irina Bokova, Director-General of UNESCO.

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